lunes, 30 de enero de 2012

Adictos a la escritura:La historia enlazada

¡Hola! Aquí os traigo mi parte de la historia enlazada. Espero que sea de vuestro agrado. El resto de la historia se encuentra en nuestro foro de adictos a la escritura.
¡A leer!


ESCLAVOS
El mercado de esclavos. Un lugar prohibido por los hombres libres de la tierra, un lugar vetado como destino si deseas conservar tu libertad, pero en ese momento, un lugar imprescindible en su camino hacia su destino.
Grandes casas de madera se levantaban sobre sus ojos y una multitud de personas pasaban a su alrededor sin prestarles ninguna atención. Todos iban vestidos con largas túnicas holgadas de colores cálidos y turbantes que cubrían sus rostros para protegerse del intenso calor y evitar la deshidratación, sólo se podía apreciar que eran en realidad humanos, por la pequeña franja que permitían ver sus ojos. Algunos acompañados de varios camellos o caballos y otros con grupos de personas semidesnudas a las que trataban con mucha rudeza. Estaba claro lo que eran. Esclavos.
Todo ese panorama era lo que Val podía vislumbrar a través de la estrecha ranura de su turbante. El calor era asfixiante y notaba cómo el sudor descendía por su espalda, acto que sin embargo no fue incómodo, sino más bien un cierto refresco para su piel. Miró atrás y se encontró con el resto de su compañía vestidos igual que él. Había sido una muy buena idea mimetizarse con el entorno para pasar desapercibidos. Pero aún así le preocupaba el hecho de poder ser descubiertos, sobre todo a las mujeres.
Miró discretamente a Aura, que se encontraba hablando de forma distraída con Eric, el labrador. Aunque podía pasar por un hombre más, sus rasgos eran demasiado notorios para una persona observadora. Sólo esperaba que no pasase nada.
Ya habían hablado antes, al idear el plan de pasar desapercibidos, de la extrema precaución que debían de tener, de no llamar la atención por muy desagradable e injusto que les resultase lo que fueran a ver. Aunque todos habían estado de acuerdo y se habían centrado en la misión de encontrar la choza del curandero, Val no podía dejar de sentirse preocupado.
Con cuidado de no perder de vista a nadie, comenzó a caminar al interior del lugar. Eric y Aura se colocaron a ambos lados de él y eso le tranquilizó en cierta manera, así Aura estaría bajo su atenta mirada y, en caso de no ser así, Eric podría protegerla.
A cada lado del grupo, diferentes puestos que ofrecían objetos exóticos intentaban captar su atención de distintas formas, pero todos tenían la orden de no prestar atención a nada. Sin embargo, Aura no pudo evitar tornar la vista hacia ellos y apreciar las preciosas piedras que vendían, los colgantes de colores llamativos y la diferente bisutería que parecía valiosa. Ella siempre había deseado poder comprarse artículos de tal calibre, pero sus orígenes humildes se lo impedían.
Decidió dejar de pensar en lo que ella deseaba, no era el momento, el mundo les necesitaba. Volvió la cabeza en dirección a Val, él no se fijaba en nada, tenía la vista al frente, como si estuviera abstraído. Pero ella sabía que no lo estaba, que estaba tenso por lo que estaban pasando. Así que decidió seguir su ejemplo y mantenerse alerta.
Tenía mucho calor. Daba gracias a haberse podido quitar el cinturón que el ángel Metratón le había entregado y que toda la armadura hubiera desaparecido. Sólo de pensar en llevar esa pesada armadura con ese calor bajo esas ropas, hacía que tuviera más calor que antes.
Siguieron avanzando entre los puestos. Pudieron ver con impotencia cómo azotaban a un pobre niño moreno con un látigo que gemía y gritaba de dolor ante la mirada sádica y poderosa de su amo. El pequeño trataba de protegerse como podía, pero sus pequeños brazos no eran suficientes para protegerse y cada vez soportaban menos.
Eric lo miraba con impotencia e, inconscientemente, llevó su mano a la empuñadura de su arma, recientemente adquirida. Odiaba la violencia y la injusticia. Le recordaba a su infancia bajo el yugo de un tirano señor que torturaba y asesinaba a su pueblo alegando su propiedad sobre ellos, marcas de látigo como las que ese niño tenía surcaban su espalda hechas cicatrices mal curadas. Tenía que salvar a ese niño, como fuera.
Ni siquiera pensó un minuto lo que debía hacer, ni lo que se habían dicho que no hiciese. Él desenvainó su espada y trató de separarse del grupo en dirección al esclavista, cuando de pronto, una mano se posó sobre su hombro con rudeza y le empujó en dirección al grupo de nuevo. Eric se volvió confuso y se encontró con su amigo Kaal, uno de los compañeros del grupo que le miraba enfadado. Todo el grupo se había vuelto en su dirección, confusos.
-          No seas estúpido, ahora no puedes hacer nada por élle dijo su amigo muy serio.
Él no dijo nada, parecía haber vuelto a ser consciente de lo que había estado a punto de hacer y se sentía avergonzado. Se había prometido a sí mismo no hacer ninguna tontería al respecto, pero la realidad le había sobrepasado. Los recuerdos esclavistas de su infancia le habían jugado una mala pasada y había estado a punto de delatar a todo el grupo:
-          Lo sientofue lo único que dijo, volviendo a envainar su espada, bajando la cabeza.
Miró entonces a Val, este se había quedado mirándole enfrente de él, pero no podía ver la expresión de su rostro. Temía que estuviera enfadado con él y le dijera algo, pero simplemente se dio la vuelta y continuó caminando sin decirle nada. No sabía qué pensar, pero ese acto le había deprimido aún más de lo que estaba.
-          No te preocupesoyó de pronto a su lado una voz femenina, que le llamó la atención. Él no está enfadado contigo, es normal que te sientas así, esto no es agradable para nadie.
Era Aura la que le hablaba mientras acariciaba su brazo con cariño y apoyo. No podía verle su rostro en ese momento, pero podía imaginarse que estaba sonriendo de forma dulce y maternal. Él inconscientemente sonrió, su ánimo había subido un poco tras esa muestra de comprensión. Ella pareció conforme con lo que había pasado y siguieron caminando juntos detrás de Val.
Mientras, el susodicho, ajeno a todos los demás, seguía alerta. El mercado se extendía hacia donde la vista la permitía ver y cada vez parecía llegar más gente de no sabía dónde. Pero lo que le llamó la atención fue que enfrente de ellos, una multitud de personas se agolpaban unas contra otras en una misma dirección. Esa multitud les obstaculizaba el paso y no tenían posibilidad de internarse por ningún otro lugar. No les quedaba otro remedio, debían pasar por allí.
Se dio la vuelta y encaró a todos sus compañeros. Estos pararon en seco y se quedaron mirándole expectantes mientras Val se acercaba a ellos:
-        Se ha formado una enorme reunión ahí y nos impide cortar por otros lugares. Vamos a tener que cruzarla a travésal ver que todos parecían darse cuenta de lo que estaba queriendo decir, prosiguió. Por lo que más queráis, no os separéis. No podemos demorarnos aquí más tiempo, podrían descubrirnos.
Todos asintieron con la cabeza y comenzaron a seguirle en dirección a la multitud. Sentían curiosidad acerca de lo que estaba sucediendo ahí y vieron una enorme tarima montada al lado derecho del camino. En ella había varias personas encadenadas de diferentes colores de piel que se encontraban en fila y un hombre delante de ellos, gritando sin parar. Era obvio lo que estaba ocurriendo, estaban vendiendo esclavos.
Aura miraban horrorizada el espectáculo que se había formado a su alrededor, cómo los trataban y cómo los gritos enardecidos de sus futuros compradores llenaban el lugar. Sólo de pensar en qué fatal destino que tocaría a esos pobres desgraciados con su nuevo amo, hacía que se encogiera más sobre sí misma.
Miró delante de ella y, al ver que Val seguía adelante a través de la muchedumbre, se sintió más tranquila y le siguió, intentando no perder de vista al resto de sus compañeros más cercanos. Pero de pronto, algo ocurrió. Un enorme golpe en la cabeza hizo que se sobresaltara y se diera la vuelta antes de ser empujada por un hombre que caía al suelo, arrastrándola a ella también.
Cayó al suelo y entonces comenzó el tumulto. No sabía que estaba pasando, pero cuando trataba de levantarse, recibía pisotones agresivos que la hacían quedarse en el suelo tendida una vez más. Sintió un pánico mortal y comenzó a gritar, pero era imposible hacerse oír ante semejante algarabía. No podía morir ahí, aplastada y destrozada por un millar de pies, tenía una misión que cumplir, no podía ni quería morir así.
Pero de pronto, sintió que era asida por los brazos hacia la superficie y que por fin podía respirar aliviada. Se volvió y se encontró de cara con el reconocible turbante oscuro de Val, pudo apreciar sus ojos a través de él y se sintió más tranquila:
-          ¡Vamos!exclamó él tomándola de la mano, obligándola a salir de allí¡No podemos permanecer más tiempo aquí!
-          ¿Pero… los demás?preguntó ella asustada por la efusividad del hombre.
-          ¡No hay tiempo!fue lo único que recibió de él.
Salieron del tumulto a duras penas, pero Aura estaba asustada, no entendía qué había ocurrido hacía un momento, ni por qué razón habían dejado atrás al resto del grupo. Algo malo le pasaba a Val.
-          Val, ¿qué ocurre? ¡Estoy preocupada!trató de preguntar a duras penas mientras corría.
Pero no recibía respuesta. Val seguía corriendo hasta internarse en una de las callejuelas donde no pasaba nadie, por lo menos ellos estaban a salvo. Sin embargo, Aura no estaba conforme y trató de recibir las explicaciones que se merecía:
-          ¿Qué ha pasado? ¿Por qué hemos dejado a los demás atrás?
No recibió respuesta por su parte y ella comenzaba a asustarse. Val estaba parado frente a ella sin decir nada, algo no andaba bien en todo eso y temía decir en voz alta lo que estaba pasando por su cabeza:
-         ¿Quién… eres? No puedo verte bien.
-          Soy yo, Valdijo de repente mientras se deshacía el turbante para mostrar su rostro a la chica, ¿no confías en mí?
Pero en lugar de calmarla, sólo consiguió asustarla más y hacer que retrocediera. Él trató de tomarla del brazo para atraerla hacia él, pero Aura retiró su brazo y se la llevó hasta su cinto donde tenía escondida una daga que le habían dado para defenderse. La levantó y le amenazó con ella, mientras decía:
-          Tú no eres Val. Él… él tiene una cicatriz que le cruza el ojo derecho, no en el izquierdo.
El impostor se llevó inconscientemente su mano a la cicatriz falsa y soltó una risita macabra que la aterrorizó mucho más. Entonces, empezó a hablar con la voz profunda, que para nada tenía que ver con Val, pero ella no se dejó amilanar y permaneció en guardia sin bajar su arma ni un milímetro:
-          Bueno, lado izquierdo, lado derecho, ya da lo mismo, ¿no?vio cómo en ese momento se había llevado la mano a su lado derecho y había formado una cicatriz idéntica a la anterior en el sitio correcto. Debo reconocer que eres muy observadora para ser una simple muchachaal ver que ella seguía sin quitarle la vista de encima sin decir nada, prosiguió. Ahora no puedes hacer nada, muchacha, estás separada de tus compañeros y de tu venerado Val. No tienes escapatoria. ¡Entrégame la gema de la Bestia Nocturna!
-          ¡Jamás!se negó ella firme y segura de sí misma¿Eres uno de los esbirros de Lucifer, verdad? Pues jamás conseguirás nada de mí.
-          Sigues siendo muy observadoravolvió a decir sin cambiar ningún ápice de su expresión neutra. Pero muy necia también. Esa daga no te servirá de nada contra mí. Te vas a arrepentir.

Mientras, Val y el grupo habían logrado salir del tumulto que se había formado hacía un momento. Ninguno sabía qué era lo que había ocurrido, pero por poco no lo cuentan. Val vio que, aparte de Aura, faltaba Eric, así que intuyó que vendrían juntos a continuación. Pero cuando vio aparecer a Eric solo, comenzó a preocuparse:
-          ¿Dónde está Aura, Eric?fue lo primero que le preguntó nada más que llegó a su altura.
-          Estaba contigocontestó el aludido confuso.
-          ¿Cómo que estaba conmigo?preguntó Val¿Cuándo?
-          Cuando empezó el tumultocomenzó a explicarse. Vi que ella había caído y fui a ayudarla, pero estaba lejos y no podía llegar. Pero de repente apareciste tú y la sacaste de allí. Luego no os volví a ver.
Val se quedó estático. Alguien se había llevado a Aura haciéndose pasar por él y nadie se había enterado. Miró a Eric y éste también parecía haberse percatado del detalle de que Aura podía estar en peligro.
-          ¡Tenemos que encontrarla!fue lo único que dijo Val antes de que empezaran a correr por todo el lugar.

3 comentarios:

  1. guauuu, me encantó!!Que buena tu continuación, con lo talentosos que son me estan haciendo poner nerviosa por Dios!!
    Felicitaciones, una muy fértil imaginación!!

    Un verdadero placer leerte!!

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado!! He podido imaginarlo todo a la perfección!! Muy bueno e interesante, una gran continuación, sin duda. Cada vez me gustan mas los personajes. Veo que le has sacado partido a la cicatriz del ojo de Val xD.

    ResponderEliminar
  3. ¡Qué interesante que va todo esto!! A veces, me da tristeza no estar participando...Y otras me alivio porque está de una calidad....Muy difícil de igualar =)

    ResponderEliminar