¡Hola a todos!
Aquí vuelvo con un nuevo proyecto para Adictos a la escritura. Este consta de
unir en un mismo relato a dos personajes al azar propuestos por los demás
compañeros. A mí me ha tocado un escultor y una pulga.
¡Espero que lo
disfrutéis!
LA PULGA
ARTISTA
Era sin duda
el mejor escultor de la época. Sus obras eran aclamadas por cientos de mecenas
de toda Europa, ansiosos por gastar de forma estúpida todo el dinero que tenían
en sus arcas y que, claramente, habían sustraído al pueblo de forma poco
decorosa.
Mecenas de las
cortes de Francia, Inglaterra, España, incluso la Iglesia, había estado
interesados en encargarle tallas de diversas temáticas para las catedrales o
palacios que comenzaban a erigirse. Todo el mundo lo idolatraba y alababan sus
manos como si se tratasen del don más preciado entregado por dios.
Él, sin
embargo, tenía sus dudas acerca de ese don y de ese dios del que hablaban.
Sobre todo porque lo que le había transmitido aquel talento no se parecía
demasiado a esa figura antropomórfica y poderosa descrita por la Biblia. Era
más bien pequeña, casi invisible para sus ojos y muy molesta.
Sí, señores,
le había picado una pulga. Pero no una pulga cualquiera, sino una artest pulgues, o en otras palabras
“pulga artista”. Él no había sabido de su existencia hasta hacía unos cinco
años que, después de su picadura, pasase de ser un simple jornalero al escultor
más emblemático de los últimos tiempos.
Desde
entonces, ella se había instalado en su piel y adoptaba un modus operandi
característico. Cada picotazo en sus brazos implicaba que estos se movieran de
forma automática y rápida sorprendiéndole hasta a sí mismo. Cuando, después de
una nube de manos, las cuales sólo eran las suyas trabajando de un modo irreal,
aparecía la escultura deseada, la contemplaba boquiabierto. Después de cinco
años aún no se creía que una pulga fuera capaz de hacer algo así.
Podía ser muy
inmoral e irónico que fuese el parásito de una pulga, pero no le importaba.
Estaba encantado con el prestigio y el dinero ganado mientras ella satisfacía
sus necesidades básicas con su sangre. Eran la pareja perfecta.
Sin embargo,
un buen día, ocurrió el desastre. Un
día, sin dar aviso ni dejar una diminuta carta de despedida, su querida artest como la había bautizado, se había
marchado. Estaba claro que no era pulga de un solo hombre.
Se sintió
desmoralizado y de pronto asustado. Acaba de acordarse de que tenía que
realizar una talla en mármol para un monarca y su nuevo palacio. ¿Cómo iba a
hacerlo sin el trabajo de la pulga artista?
Pensó en
primer lugar que esta no se había ido, quizá sólo estuviera durmiendo o
paseándose por el pelaje del perro y, en cuanto la llamase, volvería. Así que
empezó a llamarla por todos los lugares y dando saltitos por si acaso la
pisaba. Cualquiera que hubiera pasado por allí, seguramente lo hubiera
encontrado muy cómico. Pero para él nada era cómico, era el fin de su carrera,
o más bien, de la carrera de la pulga.
Incluso colocó
las manos sobre el material preparado para el trabajo sin hacer nada, esperando
que la pulga entendiese que era hora de trabajar. Pero sólo se ganó una mirada
perturbadora por parte de su ayudante.
Pero nada, ni un simple picor esporádico
en la pierna, nada que le diera la más mínima esperanza de que ella no se
hubiera ido.
Desolado, se
quedó mirando el mármol que tenía frente a él y entendió que ya nada había que
esperar y que si no lo hacía él, nadie estaría ahí para hacerlo. Así que tomó
el cincel y trató de recordar la manera en cómo sus manos se colocaban para
trabajar.
Estuvo varios
meses tratando de tomar práctica y golpeaba con fuerza el material sin saber
realmente qué estaba haciendo. Ni siquiera recordaba qué era lo que le habían
encargado. Estaba tan absorto en intentar aparentar ante sus ayudantes que
sabía lo que hacía e intentar no hacerse más heridas con el cincel que ni
siquiera pensó en lo que estaba haciendo.
Y así duró
hasta que decidió que ya había destrozado lo suficiente el material y que el
plazo que se había propuesto había terminado. Miró lo que había hecho y
palideció. Era hombre muerto.
Observó la
obra. Era rara, no tenía una forma definida, parecía una cara, pero a la vez
parecía algo totalmente distinto. Era amorfa y en nada se parecía a las obras
anteriores. Seguramente lo mejor que podría pasarle cuando el monarca llegase
sería que le matase tirándole esa aberración a la cabeza.
Pero llegó el
día de la presentación y su “obra” se encontraba en medio de uno de los salones
de verano principales del palacio tapada con una sábana blanca. Toda la corte
del reino y el propio monarca con su consorte al lado se encontraban
expectantes por lo que se iban a encontrar. El escultor tragó saliva y retiró
la sábana mostrando a todos los presentes lo que había hecho.
Recibió un
profundo ¡oh! que no fue capaz de identificar como una exclamación de sorpresa
o de horror. Pasaron unos estresantes segundos antes de que oyera unos aplausos
entusiastas y vítores colectivos.
“¡Qué volumen,
qué formas más novedosas!”, oyó por el lado derecho de la sala. “Estamos ante
un nuevo estilo jamás antes visto”, oyó esta vez una exclamación de entusiasmo
por otro lado.
El escultor no
se lo podía creer y contemplaba totalmente estupefacto a las personas que se
acercaban a ver más de cerca esa nueva obra pionera en la historia. Algunos
hasta la catalogaban como el comienzo de una nueva era de estilos artísticos.
Incluso el rey le había felicitado y le había prometido pagarle más de lo que
anteriormente habían pactado.
Sin embargo él
no sabía qué pensar. Simplemente se quedó mirando esa obra tan “novedosa” y
pensó en su pulga artista. Estaba claro el dicho de “cría fama y échate a
dormir”. Ahora sí que no la volvería a necesitar. Aunque de pronto le picaba un
brazo…
FIN. Espero
que os haya gustado mucho. Obviamente el nombre "científico" que le he puesto a la pulga es inventado y no tiene nada que ver con el latín.
¡Un besazo!
¡Un besazo!
Este relato sí que es novedoso!
ResponderEliminarQue forma tan curiosa de relacionar ambos personajes. Sin duda es un relato magnífico. ¡Felicidades!
Un beso:
Lydia,
Ay, madre, me ha encantado, tanto por el lado humorístico como por la crítica social que hay detrás jejeje Me alegra que al final te viniese la inspiración ^^
ResponderEliminarJajaja... Me encantó tu relato!! Ingenioso, divertido y bien narrado. Muy bueno!!
ResponderEliminarSaludos :)
Osnolasaga: Me encantó tu relato, es bastante original e imaginativo. Tus personajes mueven a risa y a reflexión.
ResponderEliminarFELICIDADES, MUCHAS FELICIDADES!: Doña Ku
Chica;
ResponderEliminarMe has hecho pensar en las obras "maestras" de los grandes pintores, las cuales a mi parecer, no son mas que una bobada.
Me gusta que hayas rematado con el refrán de "cría fama y échate a dormir"
Saludos amiga
¡Hola, Cris!
ResponderEliminarQué relato tan sorprendente. Me encanta la manera en que has relacionado a la pulga y al escultor. Es muy original y se nota que tienes mucha imaginación, jeje.
Un besito,
Esther
muy bueno, una idea original que me gustó del principio al fin. Felicitaciones, creo que fue una de las mejores formas de relacionar a esa pareja
ResponderEliminarun beso
XD qué genial, yo quiero una pulga de esas!!!
ResponderEliminar¡Me encantó tu relato! Es muy divertido, me gustó el final, tambien sufrí pensando cómo le iría al escultor, :)
ResponderEliminar¡Qué imaginación la tuya, Cris! Creo que no hubiese encontrado la manera de relacionar ambos personajes con ese toque... Mmmm, no sé cuál sería la definición... Por un lado, un toque de humor, y por otro un tono a cuento que me ha dejado loquísima. La conclusión final, esa hipocresía social de fondo, muy chula también. Igual yo ya no hubiese incluido el picor final, pero si podía seguir su carrera en solitario!! ;)
ResponderEliminarUn beso!