¡Hola! Aquí vuelvo de nueva cuenta con un nuevo proyecto. Esta vez consistía en tomar la primera frase de un libro y a partir de él, idear un relato con independencia del argumento original de la novela elegida. En mi caso he escogido la frase "Cinco, cuatro,tres, dos, uno..." de Scratch, de Fernando Lalana; un libro que me gustó más de lo que esperaba cuando me lo mandaron leer en el colegio hace ya muchos años.
¡Espero que lo disfrutéis!
Cinco,
cuatro, tres, dos, uno…
¡Mierda, otra vez no
podía hacerlo!
Se quedó mirando la
pantalla del móvil con el número plasmado en ella sin ser capaz de pulsar el
botón de llamada.
Él quería hacerlo, pero
una fuerza irresistible parecía empujar su dedo pulgar lo más lejos posible del
aparato. No podía hacerlo solo; necesitaba un aliciente.
Y sin dudarlo ni por un
segundo; corrió al mueble bar y se sirvió el coñac de su padre sin ningún
remordimiento. Lo miró un par de segundos antes de cerrar los ojos e ingerir de
un solo trago aquella sustancia que hacía arder el esófago a su paso. Sacó la
lengua asqueado y notó cómo le abrasaba la garganta; quizá se había pasado un
poco.
Pero no dio tiempo a su
cerebro a recriminarle aquel comportamiento pueril; pues decidió silenciarlo con
otro trago sin apenas pensarlo un momento. No tardó en apreciar los primeros
síntomas de una incipiente embriaguez.
Cuatro,
tres, dos, uno…
Nada. Su conciencia,
aún en pleno uso de sus facultades, le gritaba que lo que pensaba hacer era una
estupidez de la cual se arrepentiría. Arrojó el móvil al sofá y se llevó las
manos a la cabeza intentando sofocar las ganas inmensas que tenía de gritar de
frustración. Dos tragos no habían sido suficientes; necesitaba más.
Volvió a agarrar la
botella con fuerza y vertió parte del contenido una vez más en el vaso. Echó
otro trago y ya no sintió nada al notar el cálido líquido bajar por su
garganta. El sopor comenzó a hacer mella en él; adormeciendo además su sistema
nervioso y notando el labio inferior como si de cartón se tratase.
El techo parecía girar
a su alrededor y lo encontró realmente gracioso; la cabeza ladeada indómita
hacia un lado y su mano no acertaba a tocarla para volverla a
colocar en su lugar, el brazo le pesaba más de lo que recordaba.
Miró el teléfono que
reposaba encima de un cojín y volvió a tomarlo para intentarlo otra vez.
Envalentonado de forma súbita, buscó el número deseado y sólo tenía que pulsar
otra vez el botón de llamada. Un simple movimiento del pulgar y esperar los
tonos de llamada. Nada más.
Tres,
dos, uno…
Su dedo pulgar se
paralizó a escasos milímetros de la pantalla como congelado en el tiempo. Trató
de pulsar de otra forma distinta, pero era imposible; el dedo permanecía de la
misma forma ridícula que las veces anteriores.
Sin rendirse, está vez
tomó la botella y comenzó a beber directamente de ella con una facilidad que le
hubiera sorprendido minutos antes.
Echó la cabeza atrás y
una imagen de ella surcó su mente. Ella, siempre tan sonriente y tan elegante;
ella siempre preocupándose de él; ella y sus dulces besos… ¿Por qué la dejó
marchar? Necesitaba tanto escuchar su voz, aunque sólo fuera una vez…
Dos,
uno…
Volvió a bloquearse,
¿por qué era tan cobarde? De pronto, sintió cómo un sentimiento de furia y
enfado nacía desde aquel nudo del estómago que no le dejaba vivir y corría por
todo su cuerpo, sintiendo cómo movía sus articulaciones de forma totalmente
ajena a él. Apretaba el móvil con tanta fuerza que parecía que iba a romperlo.
Uno…
Marcó. Oyó el tono de
llamada y esperó con el corazón en un puño. Se llevó la mano que le quedaba
libre al rostro en un vano intento de sujetarse la cabeza y deseó que no se
notase mientras hablaba cómo le temblaba el labio superior. Estaba aterrorizado.
Sonido de descuelgue.
No le dejó tiempo a decir palabra alguna; simplemente dejó que la cantidad de
alcohol que había ingerido hablase por él y dijo:
- —¡María! Por favor, ¡no cuelgo… quiero
decir, no cuelgues!—balbuceó mientras trataba de hilar frases de forma
coherente antes de dejar que su lengua tomase el mando.
- —¿Hijo?—de pronto la voz que oyó le
paralizó—¿Qué haces llamándome a las cinco de la mañana? ¿Estás borracho?
Entonces hizo lo
primero que se le pasó por la cabeza; colgar y arrojar el teléfono lo más lejos
posible de él. Después, completamente hundido en su propia ebriedad, se llevó
las manos a la cabeza y se dio cuenta de que se había adelantado y había
pulsado el número que tenía grabado anterior al de María: el número de su
madre.
No supo si fue por el alcohol
o por la vergüenza por haber llamado a su madre en plena borrachera, pero de
pronto una arcada le sobrevino y tuvo que correr de forma torpe hacia el baño
mientras se repetía una y otra vez en su nublada mente que no volvería a probar
el alcohol.
FIN
Espero que os haya gustado; por mi parte, me divertí mucho escribiéndolo. ¡Un besazo!
Onolasaga: Pues sí, el alcohol no deja nada bueno.
ResponderEliminarSaludos: Doña Ku
Los teléfonos deberían desactivarse automáticamente a menos de un metro de una botella con licor, esa mezcla nunca es buena.
ResponderEliminarCariños
Catapzia
Me estaba imaginando una situación en Año Nuevo, me tomó unas líneas darme cuenta jaja. El final quedó muy poco romántico... es que el alcohol jamás ayuda en esas situaciones!
ResponderEliminarEl asunto le dio un giro divertido :)
Abrazos!
Muy divertido tu relato. Se masca la tragedia desde el primer trago de coñac, pero no imaginaba lo de la llamada a su madre :D. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Olosnoaga!!
ResponderEliminarNo conozco ese libro, lo buscaré a ver de qué trata ;-)
Te dejo algunas sugerencias:
"al notar el cálido líquido al bajar por su garganta" el segundo "al" bien puede quitarse.
"la cabeza ladeaba indómita" creo que en vez de "ladeaba" quedaría mejor "ladeada".
Por último, esto quizás lo notarás cuando dejes pasar un tiempo y releas el relato: has notado la cantidad de "su" que empleas?? Suele pasar, y cuando los notes verás que muchos de ellos quedan mejor al ser sustituidos :-)
Me gustó el relato, la verdad es que creo que todos hemos pasado por una experiencia bochornosa similar, jaja
Saludos!!
Gracias por ese par de apuntes, Maga. He vuelto a revisarlo y ya corregí las faltas que me señalaste y alguna otra que no parecía concordar del todo. ¡Un beso!
EliminarHola:
ResponderEliminarVine a leer tu relato. Saludos...
Me ha gustado, desde el principio estas esperando que pase algo, y al final pasa, bien narrado. Un abrazo.
ResponderEliminarEncontré bastante cómico el error, pobre un papelón llamar a la mamá, pero a lo mejor peor hubiera sido no errarle al número y llamar a María, quién sabe!
ResponderEliminarMuy bueno!
besito
Narración muy fluida y sencilla. No se qué es peor, si este suceso o que se te quiebre la voz al oir al otro lado del hilo la voz de esa persona tan "especial" ja ja. Animooooo, que al final todo queda en eso, pura anécdota. Saludos.
ResponderEliminarNarración muy fluida y sencilla. No se qué es peor, si este suceso o que se te quiebre la voz al oir al otro lado del hilo la voz de esa persona tan "especial" ja ja. Animooooo, que al final todo queda en eso, pura anécdota. Saludos.
ResponderEliminarMe gusto la historia, me entretuve hasta al final mientras esperaba que se diera valor para llamar, divertido final, saludos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato. Ese humor que despliega me encanta. Enhorabuena.
ResponderEliminarMe ha encantado el final, estaba pensando que según iba bebiendo, iba a tener que echarlo. Pensé que lo haría sin llegar a hacer la llamada, pero la equivocación también ha estado bien.
ResponderEliminarUn abracete
Antonio V. García
Veo que has hecho una buena corrección. Tan solo indicaría la rapidez con que parece se suceden los hechos. Quizá deberías pautar el tiempo con pequeños apuntes en el texto.
ResponderEliminarBesos.
Muy divertido, seguramente a mas de uno le ha sucedido eso de llamar a su madre... felicitaciones :)
ResponderEliminar¡Genial relato! Sufrí con el protagonista, creo que merecía llamar a la chica después de tanto que tuvo que pasar, pero ha ido muy gracioso que llamará a su mamá, ese final no me lo esperaba. ¡Saludos!
ResponderEliminarXD Móviles y alcohol, mala combinación. Un saludo y siento el retraso al pasarme por tu relato ^^.
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